La primera ampliación (821-852)
Abderraman II (822) amplió la sala de oración en ocho tramos hacia el sur, con una clara influencia abbasí en la decoración, fruto de los contactos políticos con el califato oriental y de la llegada de personajes de Oriente a la Península. Mohamed I da forma definitiva a la Puerta de San Esteban, de la que se desconoce su verdadero origen, si bien parece clara su posición estética entre el arte visigodo y el califal cordobés. Al anterior emir le sucede Al-Mundir y Abd-Allah. El primero levanta la sala del tesoro, de la que no se conoce el emplazamiento definitivo. El segundo construirá un pasadizo secreto o sabat que uniría el Alcázar califal con el mihrab.