La ciudad cuelga el cartel de completo

FUENTE: EL DIA DE CÓRDOBA 06/12/09

Lleno en los hoteles, colas para entrar en la Mezquita y esperas para sentarse en cualquier restaurante. La ciudad colgó ayer el cartel de completo y ni el frío ni la niebla de la mañana impidieron que miles de turistas abarrotaran los principales monumentos de la ciudad, con tiritera incluida, durante un puente que el sector espera como un revulsivo contra las nefastas consecuencias de la crisis. El ajetreo en los alrededores de la Catedral fue continuo desde primera hora y la masiva asistencia de visitantes -armados con abrigos, bufandas y guantes- dejó curiosas estampas: turnos para hacerse fotos ante las puertas de la Mezquita, relevos para acceder a la calleja de las Flores y poder apreciarla durante unos segundos sin la muchedumbre y empujones para acceder a la pasarela metálica que atraviesa la Puerta del Puente. El Puente Romano cargó durante toda la jornada con un interminable desfile de ciudadanos, sobre todo por la tarde, cuando el cielo se despejó y el sol empezó a calentar.

El casco antiguo reunió una babel con acentos de toda la península, con predominancia de madrileños, castellanos y andaluces. Algunos de ellos -confesaron- llegaron huyendo del frío norteño, aunque este primer encuentro con Córdoba les desconcertó: 'Demasiado frío', confesó con sorpresa una turista madrileña llegada en AVE el viernes a última hora de la tarde. Las imágenes tórridas del verano con ciudadanos refrescándose en las fuentes, desde luego, son ahora sólo un grato recuerdo en el imaginario colectivo que ayer se sustituyeron por tiritones junto al Guadalquivir, abrigos cerrados y bufandas bien anudadas.

La Mezquita es, sin duda, el principal reclamo de la ciudad, el monumento emblema de Córdoba. Y, aunque no hay regla escrita, a este recinto hay que acudir si se quiere medir de manera extraoficial el lleno en los hoteles. Cuando, como ocurría ayer, la cola para acceder al templo se enreda entre los naranjos, serpentea frente a la puerta, es posible afirmar sin temor a equivocarse que éste será un buen puente para el sector. 'Veníamos a Andalucía preparados para esperar un buen rato antes de entrar a la Alhambra, pero no sabíamos que en Córdoba habría el mismo problema', confesó un turista procedente de Valencia, Arturo Salinas, que ayer comenzó con su familia una ruta por la comunidad.

En su primer paseo por la ciudad le 'deslumbró' el 'laberinto' de la Judería y 'la paz que se respira' en algunos rincones como la Sinagoga. Aunque el plato fuerte de la visita, claro está, es la Mezquita. A pocos metros de allí hay otro lugar por el que todo turista que se precie pasa una y otra vez en su visita a Córdoba: la calle Deanes. Entre tanto monumento, algunos aprovechan para hacer un alto en la ruta y dejarse llevar por lo kitsch de los delantales a lunares, las gitanillas y los toros, el clasicismo de los objetos de cuero o las joyas made in Córdoba. Y otros optan por catar los vinos de la tierra y probar la gastronomía local en las tabernas de la zona, totalmente repletas a mediodía.

Hay que retroceder varios meses en el tiempo para recordar una ciudad 'tan llena', apreció la dependienta de un establecimiento de souvenirs. Las ventas, sin embargo, a duras penas se sostienen: 'Muchos entran, preguntan y comparan, pero pocos son los que llegan decididos y dispuestos a gastarse el dinero', dijo. Y lo cierto es que la mayoría de turistas se ha acostumbrado a viajar con un presupuesto limitado: 'Los regalos se dejan para el último momento, en función, sobre todo, de lo que cueste la comida', indicó Alicia Conde, una vallisoletana acostumbrada a viajar 'por libre'.

Esta libertad ganada a través de internet deja fuera de su monedero a touroperadores e intermediarios, una parte importante del negocio en el gremio del turismo. Y nada de visitas comentadas: los folletos de las oficinas de turismo y las guías impresas son los grandes aliados de los aventureros de presupuesto reducido. Pero en Córdoba, durante el puente de la Constitución, confluyen por suerte todos los modelos de turista, desde los más gastosos hasta los ahorradores: parejas dispuestas a disfrutar de un almuerzo relajado en un buen restaurante; pandillas de amigos practicantes del tapeo y de la caña de cerveza rápida; grandes grupos de 'todo incluido' con visitas exprés a los rincones de rigor y familias completas abonadas al bocadillo y a la lata de refresco.

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